Perros y bebés

Consideraciones a tener en cuenta con la llegada de un bebé a la familia

 

 

La llegada de un bebé a casa va a suponer un gran cambio en la familia, entre la cual, se encuentra el perro.
Al igual que a nosotros, los cambios bruscos también lo afectan, por lo cual deberemos ir realizando modificaciones en nuestros hábitos rutinarios de forma paulatina de modo que a la vuelta del hospital la única diferencia con respecto a hace unos días sea el bebé.
Lo habitual suele ser que el perro sea el centro de atención en las parejas que todavía no disponen de hijos, es el eje de ese trío maravilloso donde todas las atenciones se fijan en él, es el rey de la casa, nada más llegar le hacemos una fiesta, cuando vienen visitas casi saludan al perro antes que a nosotros mismos, nada más llegar la abuela lo coge en brazos, casi siempre está en continuo contacto con nosotros, subido al sofá casi siempre que estamos en él… es nuestro eje, y así lo siente.

A esto le podemos sumar que la pareja vuelca en él todo su instinto paternal aún por estrenar y habitualmente más exagerado por la futura madre en las últimas semanas de su gestación pues tiene su “necesidad maternal” a flor de piel, en definitiva, le tratamos como si fuese nuestro primogénito.

Pongámonos siempre como en todo entrenamiento en la circunstancial final y real:
Volvemos con el niño del hospital con toda la logística que ello con lleva con una parturienta tan cansada como molesta y con un padre nervioso como en cierto modo tan emocionado como inseguro.

El cambio brusco comenzó incluso un par de días antes donde al estar la madre ingresada el padre no tuvo tiempo casi de cuidar, sacar y mucho menos jugar con Tuercas, probablemente se quedó en casa de los abuelos quienes estaban también “raros” o se quedó un par de días en su residencia habitual, lo que quizás fuese lo más acertado, en definitiva, que cuando los recién estrenados padres entran por la puerta Tuercas quiere a toda costa manifestar “cuanto os he echado de menos” y reclamar lo que hasta hoy había sido suyo, toda la atención.

¿Cuál es el problema? Que Tuercas estorba para pasar el carro, la madre está molesta y ni por asomo le va a permitir que se suba y no tiene el cuerpo “para jotas” por lo que no le va a hacer los obligados elogios hasta el día de hoy, el padre tiene una gran responsabilidad con la madre y el crío por lo que su cabeza no está en el plano habitual y por lo que su trato y atención con Tuercas no será el habitual, por último queda “el abuelo” pero ha venido a echar una mano con toda la logística y en su cabeza lógicamente prima el bebé.
A esto le sucederán unos interminables días de visitas multitudinarias que alguno que otro será conocido e incluso hasta el día de hoy amigo de batallas y para frustración de Tuercas no solo no le cogerá en brazos sino que no le hará ningún beneplácito y para colmo le dará un coscorrón al intentar acercarse a él cuando más asequible está en el sofá sentado con el bebé.
A esto le podemos sumar que cuando por fin se encuentra a solas con su ama, la que hasta casi hace unos días no lo soltaba casi ni para dejarle beber y se arrima a ella, ella le niega su tiempo, su trato y su afecto (está dando de mamar al bebé) algo parecido también le había pasado en repetidas ocasiones con su dueño al intentar estar un rato con el en el sofá como en los viejos tiempos, pero se comportó de manera censuradora (estaba cambiando al bebé en el sofá).

Tuercas a sufrido un gran cambio, lo peor es que en muy poco tiempo, todas sus expectativas con las cuales ha convivido eran ser el Rey de su feudo y ha pasado a ser un vulgar juglar al que nadie escucha y quien parece estorbar por doquier.

.Luego diremos que Tuercas no ha reaccionado bien con la llegada del bebé, seamos realistas, lo que al perro menos le afecta es el bebé.
Imaginaros que se da esa misma situación pero sin bebé ¿no lo pasaría Tuercas exactamente igual? Aún mejor ¿no nos pasaría lo mismo a nosotros?

Por otro lado el bebé en sí es difícil para muchos perros asociarlo como un humano, si jugamos a las adivinanzas y os pregunto “que es” “un ser vivo” que se mueve a 4 patas, lenta incluso sin coordinación de tamaño reducido que huele muy raro, incluso “a veces diferente” que emite sonidos guturales… pues sinceramente casi pensaríamos en una tortuga antes que en un niño, no olvidemos que los humanos caminamos “a 2 patas”, solemos ser más grandes y fuertes, los ruidos que emitimos son diferentes, la fuerza, coordinación y movimientos son diferentes, olemos diferentes… ¿en que se parece un bebe a un humano desde los ojos del perro y como siempre el nos ha conocido? Si bien es cierto que el perro que ha conocido a niños durante su vida y preferiblemente de un amplio espectro de edades le es mucho más fácil identificarlo como un “cachorro humano”.
Con este artículo buscamos una mera valoración y comprensión por parte de los propietarios y es por esto por lo que aconsejamos que si tenemos la proximidad de nuestra paternidad presente se contacte con un profesional del comportamiento de reputada confianza para que realice un estudio de nuestro caso, pronostique que posibles conflictos pueda ocasionar en el perro y como prevenirlos y así evitarlos.

Esperamos en breve disponer de un segundo artículo donde daremos unos consejos genéricos que esperamos os sirvan de ayuda, pero estos no debieran sustituir la consulta del conductista a este respecto.

David Borjabad
Centro Canino Rukuba
Director Técnico