Tratamos bien a nuestro perro?

Con este artículo no es mi propósito hablar de las barbaries que en algunas ocasiones el humano puede realizar sobre otras especies o incluso sobre la suya, sino sobre las formas incorrectas de tratar a nuestras mascotas que en muchas ocasiones van tan cargadas de buena fe y amor propio como de desconocimiento.
Me apropio en este caso de una frase de otro autor que dice “el principal enemigo de nuestras mascotas es la ignorancia de los hombres asociada a un deseo de obrar bien”, a esto yo añadiría la falta de voluntad que en muchas ocasiones tenemos por cubrir las necesidades de nuestro perro de forma correcta.
Son pocos los propietarios que cubren las necesidades del perro de forma correcta, estas en función de cada raza, edad e individuo varían y son muchos los propietarios que tratan y cubren igual las necesidades de un perro que de otro.
Las necesidades de un perro principalmente son:
-Nutricionales
-Higiénicas
-Sociales
-Afectivas
-Sexuales
-físicas-ejercicio
-Psicológicas-Aprendizaje, desarrollo de instintos…

Dichas necesidades y su equilibrio son nuestra responsabilidad pero debemos reconocer que en muchas ocasiones anteponemos “lo que queremos hacer con el perro” a “lo que debemos hacer con el perro” ese es el “quid” de la cuestión, la verdad es que en contadas ocasiones dejamos a un lado nuestros preceptos para pensar objetivamente en que es lo mejor para nuestro animal, “pese a que me han aconsejado bajarlo de peso no lo hago porque me da pena” “pese a que me dicen que debo de hacerle más ejercicio, no lo hago porque me canso o hace frío””no lo cepillo porque así me evito una trifurca con él””no lo educo porque requiere esfuerzo”, “le enseñamos un montón de cosas durante sus 6 primeros meses porque nos hacía mucha ilusión, pero después nos cansamos””tenemos que hacer algo, mi perro me ha destrozado la cocina” y lo mismo que aprendió en su primer año es lo que sabrá con 3 con lo que cognitivamente estará subdesarrollado, su nivel de energía se acumula, sus valores afectivos no serán los correctos, su pelaje acumulará la muda atrasada o estará anudado y probablemente tenga problemas de sobrepeso y ansiedad.
Con esta “parodia” quiero decir que en muchas ocasiones nuestro trato está cargado de egoísmo, son pocos los propietarios que salen a correr con su perro o que sus paseos son similares cuando hace frío que cuando hace bueno, si está en un jardín o la raza es pequeña raro es que salga a diario o incluso se estén un rato jugando en el jardín en los fríos días de invierno ¿Cuántas horas diarias están los perros de un jardín en contacto con sus propietarios? Por el contrario ¿Cuántos perros hay que no tienen ningún tipo de limitaciones en su vida (comen, duermen, incomodan, cuando quieren…) porque el propietario evita las situaciones de negación?
Esto hace que la mayoría de los perros sean un cocktail cuyos ingredientes son “un montón de tratos inadecuados”.
Insisto en la valoración de una educación egoísta ¿porqué a los propietarios solamente les preocupa los problemas de ansiedad cuando degenera en comportamientos incómodos? Por tanto, que les preocupa primero ¿la ansiedad de su perro o los destrozos que ocasiona? La mayoría de las terapias de este tipo el propietario las considera terminadas cuando el can no destruye, pese a que su conductista valore que aún no a acabado el periodo de ansiedad del animal. 
Por otro lado en los propietarios se da una idea falsa de lo que es un buen propietario, del mismo modo que en un ambiente familiar es de vital importancia el papel de la firmeza, el entendimiento y la autoridad, en el caso del perro también lo es, por lo que estas virtudes las desvirtuamos hasta el punto de querer creer que somos mejores propietarios si no le negamos nada a nuestro perro, respuestas como “es que lo quiero tanto que me da una pena…”,”no puedo decirle que no de tanto que lo quiero…”, mi consejo es que si quiere ser un buen propietario, deje a un lado “su pena” y “sus problemas” y que estos no lleguen a afectar al perro.
Mi objetivo con este artículo es que demos un cambio en nuestra responsabilidad, pues la calidad de vida de nuestra mascota depende exclusivamente de nosotros.
Tenemos la suerte y el perro la desgracia de que nunca nos juzgará, pero creo que del mismo modo que valoramos a un medico que nos da unos consejos de salud adecuados, una correcta educación por parte de nuestros tutores, y un apoyo y lazos afectivos por parte de los amigos que nos ayudan a superar nuestras dificultades creo que nuestro perro se merece algo semejante y no a un propietario que interfiera de manera inadecuada.
Sirva como ejemplo el conflicto ante una castración:
Las feromonas de una hembra en celo son perceptibles a kilómetros, en una urbanización hay centenares de hembras, cada hembra tiene su celo independientemente del resto, por lo que, cuando no hay 1 hembra en celo hay 3 en dicha urbanización.
Fido tiene problemas de hiperexcitación, lo que le lleva a un continuo estado de ansiedad, fugas, estampidas, cruces de carretera, aullidos, una relación con su propietario demasiado hostil… amén de que puede derivar en problemas de salud para Fido, al propietario, (como a todos nosotros) LE DA PENA castrar a su perro pese a ser aconsejado por varios profesionales de diferentes sectores y no lo hace, Fido comienza con serios trastornos derivados de la ansiedad y una infección retrógrada derivada de la hiperexcitación, se aconseja una castración inmediata o se quedará sin próstata y tendrán un buen día que operarlo de urgencias y terminará orinando por un orificio en su abdomen, los propietarios deciden tomarse un tiempo y pensarlo, tanto tardan que finalmente Fido es gravemente atropellado y en la misma cirugía para salvar al perro el veterinario aconseja/opina que si no es ya momento para hacer la castración y hacerlo todo en la misma intervención y quitarle por fin todos sus problemas a Fido que le hacen tener una pésima calidad de vida y… ¡aún así se lo piensan! Hasta que no oyen al veterinario que dice que el problema que Fido tiene dificulta tanto la cirugía y su recuperación que de no hacerlo posiblemente le afecte de forma vital en su post-operatorio, aún así… tardan unos minutos en pensar que hacen. ¿Cuanto sufrimiento, dolores, problemas de salud, accidentes, etc. se podría haber ahorrado Fido si su dueño hubiera antepuesto lo mejor para Fido a su pena?
Hoy en día Fido duerme plácidamente en el felpudo de la puerta de su casa, al margen de quien haya en celo o quien pase por la verja de su jardín, sin ningún tipo de ansiedad, agresividad sobre otros machos, etc. y con una excelente salud y su propietario disfruta de un jardín sin malolientes orines, una relación afectuosa y largos paseos sin hostilidades.
Seamos prácticos, busquemos lo que mejor sea para el perro y seamos generosos con nuestro mejor amigo, anteponiendo lo mejor para él ante lo mejor para nosotros.

David Borjabad
Centro Canino Rukuba
Director Técnico